El corazón tatuado.

Por Mónica Cué

Hay muchas cosas que nunca voy a olvidar y sin embargo tú no podrás recordar.

El corazón queda tatuado con tinta indeleble, los hechos son reales, los sentimientos eternos; los resultados visibles y el amor intangible.

El tiempo pasa y sin duda dejamos de ser los mismos, pero hay muchas cosas que aunque tú no recuerdas, yo nunca voy a olvidar: Nunca voy a olvidar que aprendí a quedarme estática cuando dormías en mis brazos con tal de no despertarte; nunca voy a olvidar tu olor delicioso, lo suavecito de tu piel y las horas que he pasaba simplemente observándote, nunca voy a olvidar cómo te tranquilizabas sólo por recargarte en mi pecho o esos ojitos que brillaban de solo mirarme, tampoco voy a olvidar cuando te abrazabas de mi pierna sintiéndote en puerto seguro, los besos que llegaban solos, las palabras cariñosas ni los abrazos espontáneos; nunca voy a olvidar la alegría de presenciar tus primeros pasos, el sentimiento indescriptible de oír por primera vez tu voz o la primera sonrisa que sin duda hace crecer el corazón de mamá; nunca voy a olvidar el asombro de presenciar que la vida de ese ser tan pequeñito y perfecto fuera creada dentro de mí; nunca voy a olvidar el miedo con el que llegué contigo en brazos enfrentándome a mi vida, pero además ahora con una nueva vida bajo mi total responsabilidad ¡Pánico real!

Nunca voy a olvidar los días de no dormir con tal de que tú lo hicieras y por supuesto que nunca voy a olvidar aquel primer día que te dejé en la escuela con una sonrisa en los labios, pero lágrimas en los ojos.

Y así… hay infinidad de cosas que sin duda no recuerdas, pero que yo nunca voy a olvidar. Hoy, no sólo son recuerdos, se han convertido en hechos tangibles que nos han forjado como seres humanos, nos han hecho ser, avanzar y crecer. Y aunque hay tantas cosas que aún siendo tu vida no recuerdas, puedes tener la seguridad de que yo nunca las voy a olvidar.

Sin duda soy ese testigo en primera fila de gran parte de tu historia; pero hay capítulos que aunque te pertenecen, no se guardan en tus memorias, se guardan en mi corazón tatuado.

Los años pasan, puedo asegurar que me sigo sorprendiendo, te sigo admirando y observando aunque con un poquito más de espacio. Se que los capítulos te pertenecen aunque nunca dejarán de ser parte de mí, y por supuesto que no es que sienta nostalgia por ello, más bien satisfacción, orgullo, amor profundo y alegría de haber estado ahí, de seguir estando y aprendiendo juntos porque mientras tu aprendes a volar, yo aprendo a soltarte.

Registro de Propiedad Intelectual ©Mónica Cué