Soy madre, llego a lo que llego y sigo aprendiendo.
- Mónica Cué
- hace 5 días
- 3 Min. de lectura

Soy madre. Sin duda eso me ha transformado la vida y es verdad que yo les di la vida, pero ellos me dieron la mejor razón de vivir la mía. Soy consciente que es por ellos que lo doy todo y en ocasiones aún no alcanzo haciendo lo mejor que puedo; cierto que fallo muchas veces, pero… ¿Por qué pensar que lo haría bien todo el rato? Soy humano, llego a lo que llego y ¡Sigo aprendiendo!
Ser madre es como recibir clases particulares de vida, pero en curso intensivo. Da orgullo, sin duda son muchos los momentos felices e infinita la satisfacción de verlos convertidos en quienes hoy son. Tiene un lado rosa ¡Claro que sí! Pero seamos realistas y dejemos de romantizar porque ser madre también confronta y a veces sin quererlo duele. Estoy segura que a todas nos duele a veces sentirnos fallar y la decepción cuando pensamos que no atinamos, duele el juicio y la crítica cuando de verdad lo intentamos y a veces nos sentimos en silencio perdidas.
Es que la expectativa social del papel que debe desempeñar una madre es muy grande. Yo, conscientemente lo intento y sé que no puedo pretender cubrir con lo que de entrada no puedo ofrecer. Ofrezco lo que tengo, ofrezco lo que se, con lo que cuento y sin dudarlo ofrezco todo mi esfuerzo y lo que soy, pero insisto, sigo aprendiendo. Lo he dado todo, y estoy convencida que darlo todo no es necesariamente hacerlo del todo bien. Simplemente lo hago lo mejor que puedo porque sabemos que no hay madres perfectas, solo hay madres reales que no lo saben todo, que a veces no entienden los mensajes o las necesidades particulares, que en ocasiones se sienten derrumbar, que se cansan y que algunas veces pierden la paciencia, pero que al día siguiente lo vuelven a intentar de nuevo y están listas para seguir dándolo todo.
Es verdad que es hermoso, es agotador, es de asombrarse cuando de pronto los ves y no puedes creer que ese ser estuvo dentro de tí, que es parte de tí, que tiene secuestrado tu corazón para siempre y que por ellos realmente lo das todo sin titubear. De mis hijos no espero nada a cambio, no hay deuda pendiente porque darlo todo por ellos no ha sido un sacrificio, sino una elección, una muestra de todo el amor que genuinamente he tenido para ofrecerles y probablemente en eso si me he pasado, pero de exceso de amor no muere nadie, así que reconozco que lo he dado todo y posiblemente aún así no alcanzo, llego a lo que llego y lo sigo intentando.
Pienso que hay dos tipos de madres: Las que reconocen que educar a un hijo es difícil y las que mienten. Pero no importa cuál de ellas seas tú; goza tu maternidad desde donde lo vivas.
Así que... Feliz día a todas las que lo están dado todo, llegan a lo que llegan, lo están intentando y siguen aprendiendo. Deseo que vivan contentas su papel de ser mamás, que reciban abrazos proporcionales al amor que genuinamente ofrecen y si tienen la suerte de tenerla, abracen fuerte también a la que lo ha dado todo por ustedes.
Que mamá se celebre hoy, pero se ame y valore siempre.
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