REGÁLATE A TI MISMO ESTA NAVIDAD.
- elijovivirbonito
- 3 dic 2024
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 4 dic 2024
Por Mónica Cué

Empezamos diciembre y arrancan también las celebraciones y presiones que esto implica. Es verdad que la vida es un momento y nunca faltará motivo para brindar y celebrar el poder seguir aquí, pero también es cierto que cómo sociedad y familia hemos perdido la magia y el sentido de la Navidad. Se ha convertido en una fecha si de compartir, reunirse y sonreír, pero también muchas veces de convivencia forzada, de sonrisas fingidas, de compromisos y por qué no decirlo de superficialidades y conflictos; es que no podemos ocultar que todo suena muy lindo y la expectativa es muy grande, pero en igual magnitud es el vacío que genera.
La Navidad exige tolerancia y flexibilidad; fingimos que todo es cascabeleo en estas fechas, pero la corredera, los compromisos, los preparativos, los pleitos familiares, el estira y afloja de con quién se va a pasar genera estrés y hay que ser realistas porque también hay Navidades terribles y no para todos es una noche de paz como se idealiza. Hay quien tendrá una silla vacía en su mesa porque perdió un ser querido y lo que le trae es dolor y añoranza, hay quien lo está pasando muy difícil y lo que le trae es preocupación y tristeza, hay quien no tiene con quién celebrar o tomarse la foto de película y lo que siente es nostalgia; entonces, no es ser “grinch” es ser realista. No todo mundo siente la magia de la Navidad y eso también está bien.
La expectativa es muy grande y muchas veces el vacío profundo. Cuando eres niño todo es ilusión, pero cuando adulto… las preocupaciones invaden, las responsabilidades abruman, el gentío ataranta, los gastos rebasan, los compromisos se desbordan y el caos reina en las familias; no faltan los comentarios imprudentes, las discusiones repetidas, las caras largas y las pláticas superficiales con aquellos parientes que solo convives una vez al año y en realidad no te interesa su vida ni a ellos la tuya, pero hay que convivir "somos familia"; está el que pretende ponerse al día del chisme anual, quien invariablemente tiene un comentario desatinado o el que siempre hace el oso en la cena y cae fatal, pero como son “familia” hay que soportar de todo. Y pongo familia entre comillas porque entiendo que cada una tiene sus dinámicas, pero te pregunto: ¿Para ti qué es lo que te hace familia? Piénsatelo por un momento y no contestes en automático porque no es necesariamente la sangre, pero está bien... si es así como se quiere ver y asumir, entonces habrá que dejar la queja, la intolerancia y las frustraciones de lado, si somos parte de ello y lo aceptamos porque sí, entonces no queramos aleccionar a nadie, imponer, cambiar dinámicas o a personas que simplemente son parte de nuestra vida nos guste o no y a quienes hay que aceptar. Todo eso está muy bien, pero no podemos evadir el hecho de que fomentar momentos de caos nos está alejando del sentido de la Navidad.
Estamos tan preocupados por producir la magia en los demás, por el "outfit" de ese día, por los regalos forzados, la cena con toda esa familia gigante que según tú es muy unida, pero en realidad sólo te da gusto ver a unos cuantos y los demás te sobran; simplemente ahí están, son familia y si te ví no me acuerdo hasta el próximo año en el mismo lugar, sobra comida, todos hablan, sonríen sin hacerlo genuinamente, te dicen -qué gusto verte, pero en realidad si no te ven otro año tampoco cambia nada ¿Por qué no crear nuestra propia magia?, ¿por qué no regresar a la esencia? Hagamos nuestras tradiciones sencillas y por el gusto de compartir con los pocos quienes están en nuestras vidas TODO el año, con quienes están presentes de corazón y saben quién eres, comparten tus días con cariño y están al tanto por convicción y no por simple adjudicación. La magia y la ilusión se pierde también cuando no solo se junta la familia con pinzas y compromiso, sino cuando está evidentemente rota y aún así se hacen presentes como si fueran la gran familia feliz ¡Cuánta hipocresía!
La presión social y familiar es muy grande, las apariencias generan comparativos inevitablemente, para donde voltees alguien saca la foto perfecta, de la vida perfecta y aunque sepamos que es una real falacia es inevitable voltear a cuestionar la propia. Y no desviemos el mensaje, no es envidia a que los demás vivan o muestren su felicidad como les parezca, es el recuento de lo propio lo que descoloca. Los pensamientos de lo esperado y no conseguido en lo personal inevitablemente llegan. - Este año esperaba lograr esto, me propuse conseguir otro trabajo y no lo hice, creí que iba a encontrar el amor o comprarme el coche, me veía habiendo logrado aquello, o extraño a quien estuvo y partió. Todos esos pensamientos caen en cascada y resulta que es ahí cuando invade la nostalgia de lo esperado, de lo que fue tener sueños y propósitos o de lo que significa compartir tanto logros como proyectos, hacer planes y buscar sentido…
La nostalgia tiene un dejo del pasado ligada al presente, está rodeada de recuerdos de lo que fue o pude haber sido, de sueños y propósitos a compartir idealmente con una familia extendida en alegría y armonía, parte el alma recordar las sonrisas de los primos unidos y sonriendo cuando no faltaba nadie en la mesa, cuando había abuelos y tíos que fomentaban esa unión, cuando por pocos que fueran había un punto de reunión, cuando por bueno o malo que se presentara el año se gozaba igual, pero no podemos vivir pensando que todo es un cuento de hadas; la realidad es otra y es otra para TODAS las familias aunque se diga - La mía es perfecta, es súper unida, es que somos muchísimos que nos llevamos perfecto; sabemos que no es verdad, que siempre hay alguien apestado, que no existe tal familia perfecta y hay que empezar por aprender a vivir dentro de una realidad armoniosa con los que realmente quieren estar unidos de corazón, pero con la tolerancia por delante y el interés de fomentar la unión a pesar de las diferencias que pueda haber sin críticas o juicios por detrás.
En fin… el caso es que propongo crear una nueva forma, que la Navidad regrese a ser un motivo de gusto y no de caos, que la convivencia fluya donde cada quien quiera, pero sin juicio con quienes con toda la extensión de la palabra ESTÁN en tu vida y celebran la Navidad como un motivo de agradecimiento por tenerse cada uno en la vida del otro, pero genuinamente celebrando la vida y el momento.
No es necesario ser muchos para que valga la Navidad y tampoco hace falta ir al centro comercial a buscar la magia, no va por ahí ¡Recuperemos el sentido! La Navidad es más sencilla que eso, es un recordatorio para dejar de cuestionar a todo el mundo de un año a otro sólo por el morbo o para ponerse al corriente, mejor cuestiónate tú ¿Qué cambió en tu vida del año pasado a este?, ¿cómo estás frente a tu realidad de hoy?, ¿qué necesitas? Y ¿Qué necesitas hacer para estar donde, como y con quien quieres estar? Te invito a hacer una reflexión personal, es cosa de cuestionarse, planear y empezar a actuar.
Resulta un acto de amor propio decorar para tí aunque no vayas a tener la gran visita, empieza a decorarte por dentro, hazte un regalo a tí mismo sin espectadores, cocina delicioso para quien se anime a compartir desde el corazón, pero sin obligación ni compromisos, sin juicio, sin apariencias y sin el deber ser. Es en Navidad que viene la comparativa de la presente con las anteriores, de lo que es diferente hoy o para cada uno, lo que se vive distinto y por supuesto que es una elección regresar a la esencia, recuperar el sentido y compartir corazones sin expectativas superficiales. No eres mejor persona por sentir felicidad extrema en estas fechas, ni peor por no hacerlo así; muchas personas no lo están pasando bien y las luces de época lo potencia aún más, pero que hoy sea así no significa nada porque nunca es para siempre, es éste año en el que simplemente la vida se complicó y no pasa nada, seguramente será mejor la próxima Navidad ¡Ponte a ello! Quítate la presión, baja las expectativas y suelta la necesidad de querer hacer en un mes lo que no conseguiste en un año, deja de quererte poner al corriente y ver a todos los que no viste en los once meses anteriores, guarda la culpa por no sentirte contagiado de la euforia esperada y muévete por estar mejor.
No te hagas bolas, está bien si para tí no es una época de ilusión, no es como que llegó la temporada de Navidad y todo se arregla, no todo es socializar, no todo es euforia y regalos. En realidad, encontrarte a tí mismo y tu propio sentido será tu mejor regalo. Se vale arrullar tu nostalgia y sentir, se vale utilizar la temporada para reflexionar, intentar resolver o para plantear el panorama de lo que quieres para tu vida a partir de hoy, frenar para encontrarte y poner en su lugar las emociones, ordenar tus pensamientos para seguir desde un mejor lugar y arrancar hacia lo que sigue con más energía y muchas más ganas.
Está claro que la Navidad no te va a regalar automáticamente la alegría, ni va a hacer por ti la pausa necesaria para acomodarlo todo a tu favor, para ser agradecido, plantear tus propósitos y alinearte ¡Así que regálatela tú! Haz tuyo el momento y no te sueltes, dedícate el tiempo porque en realidad con quien tienes que quedar bien es contigo, a quien primero tienes que abrazar es a ti mismo y una vez que te encuentres, mira bien lo que tienes para repartir a los demás que seguro es mucho y ¡Regálate a ti mismo esta Navidad!
Registro de Propiedad Intelectual ©Mónica Cué


Me gusta la Navidad, sobre todo pasarla con mis hijos y nietas, y hacer bacalao que les encant