SI MIS HIJOS PUDIERAN VERSE CON MIS OJOS
- Mónica Cué
- 7 mar 2023
- 6 Min. de lectura
Por Mónica Cué

Como mamá, a veces me gustaría que mis hijos por un momento pudieran verse con mis ojos… siento que lo entenderían todo mejor e independientemente de que verían claramente el amor que les tengo y lo especiales que son, verían su verdadero valor, la capacidad que tienen y paradójicamente sabrían con certeza que tienen enfrente una vida incierta, pero también, que cuentan con todas las herramientas para ser protagonistas de una gran historia de éxito.
Todas quisiéramos evitarles conflictos a nuestros hijos, nos gustaría tener una varita mágica que les allane el camino, que les garantice la felicidad, pero sabemos que eso es imposible y que cada uno hará sus propias elecciones y escribirá su propia historia. Lo que sí, es que me gustaría que sin importar el género, sean personas inteligentemente autónomas, independientes, emocional y económicamente para que puedan ser dueños de su propia vida sin depender de nadie. Que puedan ser libres con sus decisiones sin apego y que si deciden tener una pareja sea porque así lo eligen, por amor y convencimiento, con acuerdos mutuos desde la libertad y no porque lo necesitan para vivir, decidir, actuar o mantenerse.
Me gustaría que no busquen a quien los acepte tal y como son, y con esto no quiero decir que alguien deba cambiarlos, pero sí buscar a quien los empuje para ser mejores cada día, alguien con quien puedan encontrar su mejor versión y sacar todo su potencial, con quien puedan tener el compromiso mutuo de apoyarse para ser mejores personas, mejores parejas, mejores profesionistas y si así lo deciden, mejores padres; alguien por quien sientan amor, admiración y no dependencia. Que busquen con quien puedan acompañarse y crecer, quien los quiera y que juntos tengan valor para impulsarse y compartir la vida por elección, desde el amor, libertad e independencia.
Es verdad que la juventud está llena de etapas complicadas en las que se tienen que tomar decisiones determinantes para el resto de la vida ¿qué voy a estudiar? ¿A qué me quiero dedicar? ¿Cuál es la decisión correcta? ¿Qué sigue para mí ? Cuando esta etapa comienza es cuando el mundo se ve nublado aunque en realidad es que éste, se está abriendo delante suyo, se van abriendo caminos y empieza el juego de las preguntas y las decisiones, pero también es cuando se tiene hambre de querer triunfar.
Es verdad que crecer y entrar en la vida adulta, viene con una ola de miedo al proceso y ahí es donde me quisiera detener y hacer hincapié en que nada llega sólo, todo lleva un proceso, todo tiene un ciclo y un tiempo. Lo que hay que tener es ganas de arrancar por algo, cabeza fría para ver y analizar lo que se presenta e infinita paciencia.
Es fuerte, porque cuando llega este momento en que cumplen la mayoría de edad y se vuelven adultos, reciben la estafeta para hacerse responsables de su propia vida a partir de ahí. Y entonces, es cuando las decisiones y las consecuencias tanto positivas como negativas se convierten en propias; cuando el recuento y el balance se vuelve su responsabilidad y sobre todo, cuando tienen que hacer las cosas que no siempre van a disfrutar en el proceso para convertirse en la persona que quieren ser.
Entiendo a los jóvenes que en este momento se enfrentan a una realidad adulta en la que se intenta encontrar el rumbo; cuando la presión del entorno se siente, cuando piensan que el reloj avanza y resulta abrumador. A ellos, quiero decir que en efecto; buscar en un camino incierto da miedo, tratar de encontrar donde no se ve claro confunde, cuando la realidad de la vida adulta apremia genera desesperación, angustia y deseo de tener el poder de ver el futuro que se acerca, pero nada es radical, se vale cuestionarse, se vale equivocarse, se vale desesperarse, se vale gritar y re definir el rumbo; pero lo que no se vale es rendirse y quedarse estancado.
No perder la buena ambición, no presionarse y sobre todo ser paciente es determinante, que nadie les diga que no pueden, son ustedes quienes tienen que construir su propio futuro a su ritmo. Mucha gente les va a tratar de decir cómo y por dónde, pero sólo ustedes mismos saben el verdadero significado de dónde queda su sueño y su límite ¿Los enemigos? el ego y el querer inmediato reconocimiento, el no enfocarse en realmente construirse para aceptar y tomar lo mejor del entorno, salvar todo lo que se pueda, vivir plenamente su proyecto de vida y con congruencia sosteniendo los valores, sosteniendo y valorando todo lo que se salva, porque lo valioso no llega fácil, lo realmente valioso se trabaja, se busca y se mantiene.
Lo que añadiría es que los sueños no se cumplen así por decreto o por obra divina del universo. Los sueños se planean, se persiguen, se trabajan y es entonces cuando empezarán a cumplirse. El ojalá si existe, la disciplina y la perseverancia siempre recompensa, pero hay que tener paciencia y hay que saber leer las señales, vivir tus sueños, tomar las oportunidades por muy pequeñas que parezcan. No hay pasos chicos o grandes; todo abre camino, todo enseña, todo da experiencia, todo representa un pedacito de presente y de lo que vas a labrar hacia adelante, pero hay que empezar a trabajarlo.
La experiencia tampoco llega sola, esa, se va ganando con el tiempo, pero para ello, por algo hay que empezar; y la palabra empezar es clave porque sin punto de partida e impulso no hay camino ni meta.
Así que no te detengas en los detalles que no te gustan o en el proceso difícil, en los tropiezos, o en los errores, que de ellos también se aprende, mejor analiza para no repetir, valora, toma y sostén lo que si te resulta para seguir rumbo a lo que quieres construir ¿Tienes interés? Apuesta por ello.
La línea que divide tu mejor versión de la peor, se llama actitud, y es esta misma línea la que te define para seguir o rendirte. Para nadie la vida es una alfombra de flores suave y colorida, nadie la tiene resuelta, pero la actitud y la calidad de tus pensamientos ante las circunstancias que se presentan es lo que te acerca o aleja de tu objetivo ¿cuál eliges?
Ahora, sí que deseo que las oportunidades se les presenten trabajando por sus sueños. Porque la suerte no es más que eso, un momento de cruce entre perseverancia, talento y oportunidad.
Y por supuesto que creo que hay que tener el sueño claro, pero no necesariamente definido, también hay que tener la apertura de moverse, de cambiar el rumbo, de adaptarse a nuevas circunstancias, a nuevos caminos que se abren, a nuevas oportunidades que probablemente no teníamos en mente. Hay veces que por ir derechito tratando de llegar a lo que propusimos de principio, nos perdemos de cosas que se nos pueden aparecer en el camino, que nos abren los ojos, nos llaman la atención y puede ser que la desviación nos apasione más. Muchas veces pensamos que erramos el camino, pero ningún aprendizaje sobra, todo suma, aporta madurez, disciplina, estructura y criterio, todo abre caminos, todo enseña por dónde sí o por dónde no y también es cierto que se logra más con voluntad, perseverancia y empeño que con el expertise de algo que se puede ir adquiriendo sobre la marcha.
Estamos frente a una generación a la que se les dijo que si se preparan, las puertas y las oportunidades se les van a abrir, pero lo cierto es que frente a la realidad, esto no es una garantía. Sí que es verdad que es necesario tener preparación y conocimiento, cumplir con un periodo de crecimiento, formación y madurez que da el estudio, el prepararse, informarse, relacionarse y tener el conocimiento es primordial, pero; sin empeño, sin voluntad y sin saberse colocar, todo eso se nubla. Así que aunque no lo tengas claro, aunque dudes de tú capacidad… no reduzcas tus sueños a tus "capacidades", mejor incrementa tus capacidades moviéndote hacia tus sueños ¡Aspira alto!
Haz elecciones positivas, inteligentes, actúa en consecuencia y planea la estrategia para ir poco a poco; no se gana experiencia sin arrancar, ni se puede construir nada en un día, ve por partes, dirígete a un lugar mejor paso a pasito y ve marcando el camino, ten claras tus prioridades y tus objetivos, pero con paciencia, de manera consciente y con un plan. Lo que sí, "¡ten cuidado de no pisar a nadie mientras tratas de dejar la propia huella!"
Ahora, para llevar a cabo cualquier objetivo, hay que tomar en cuenta un plan de acción, el esfuerzo que requiere, las renuncias que representa y el tiempo que hay que invertir. Sólo tú vas a diseñar tu vida y ojalá que encuentres eso que te apasione tanto que saque todo tu potencial, que no cumpla con las expectativas de nadie más que las tuyas propias y que así te mantenga con motivación a tope y muy feliz.
Imaginar el futuro no lo hace posible. Cuesta encontrar por dónde empezar, pero no hay que perder el impulso y por algo se empieza porque actuar pensando no es lo mismo que pensar en que actúas.
Registro de Propiedad Intelectual ©Mónica Cué
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